Cuando la Ciencia Finge Estar Ciega

La ciencia tiene sus límites. Pero no deja de afirmar que la verdad debe ser racional. No se da cuenta de que la racionalidad también tiene sus propios límites. Como un niño cuya razón es menos desarrollada que la de un adulto, la ciencia no logra comprender peligros que solo la madurez puede reconocer. Un niño puede entender que un caramelo es dulce, o que la lluvia moja la ropa — pero no mucho más allá.

Entonces, ¿la ciencia ha madurado realmente en su racionalidad, al punto de desafiar verdades que están fuera de su alcance? Aquí es donde la ciencia finge estar ciega — ciega ante verdades que no puede observar desde su propio marco.

Existen muchas coincidencias entre los hallazgos científicos y el Corán. Sin embargo, la mayoría de los científicos se niegan a aceptar el Islam, como si dijeran: las afirmaciones del Corán aún no han sido completamente verificadas — especialmente sobre el cielo y el infierno. Son como niños que quieren entender cómo los protones, neutrones y electrones hacen que un caramelo sepa dulce. Una racionalidad limitada que no quiere reconocer sus propias limitaciones.

La religión es una verdad que está más allá del alcance de la racionalidad científica. Como dijo Al-Ghazali: “Lo que hoy no puedes entender no es porque sea ilógico, sino porque tu mente aún no ha llegado hasta ahí.”

Frente a la religión, no somos más que niños que saben que el caramelo es dulce — pero no por qué existe la dulzura. La realidad no siempre muestra su esencia, y la religión trata de revelarla — aunque muchas veces la rechacemos.

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