Ver la religión como el plano maestro de la vida

Posted on 24 July 2025 by Mohammad Ali Hasan Amiruddin 2 min

Tal vez te sorprenda si digo que el universo en realidad es muy simple. Sí, el universo no es más que una combinación de pequeñas partículas llamadas protones, neutrones y electrones. Toda la materia que admiramos es simplemente una forma creativa de esa combinación — en forma de átomos, moléculas y compuestos.

Pero no hay garantía de estabilidad en su estructura. No hay seguridad de que las montañas sigan en pie, que las estrellas continúen brillando o que la rotación de la Tierra permanezca igual para siempre. La ciencia ha observado fenómenos como el calentamiento global extremo, la inestabilidad climática, el desplazamiento de los polos y el movimiento intenso de las placas tectónicas — todos indican que el universo envejece, se agota y avanza hacia su propia destrucción.

La religión ya había anunciado desde hace tiempo que la vida no es eterna. El concepto de destrucción total del universo (el fin del mundo) ha sido mencionado en los textos sagrados, y ahora vemos cómo la ciencia, indirectamente, lo confirma.

Por eso, no es exagerado llamar a la religión el plano de la vida. La verdadera complejidad no está en el universo, sino en el ser humano. Con su ego, su ambición y su ilusión de estabilidad, el hombre olvida su esencia. Como el universo, también nosotros somos inestables. Podemos colapsar fácilmente por descuido de nuestro propio ego.

Nuestra salud, nuestra belleza, la belleza de nuestras parejas, nuestra riqueza — todo es una ilusión del tiempo. Nadie puede garantizar que el rico seguirá siendo rico, así como ningún rey reina para siempre. El tiempo lo cambia todo. La muerte lo termina todo. Y la religión nos recuerda:

“Todo lo que posees lo dejarás atrás, como naciste trayendo solo tu cuerpo.”

Así que cuando buscamos algo, en realidad estamos buscando algo que nunca nos pertenecerá por completo, porque tarde o temprano lo dejaremos. Al final, nuestra búsqueda tiende al vacío, la nada y la futilidad.

La religión intenta protegernos de esa búsqueda vacía y de la futilidad inconsciente. Intenta decirnos que hay algo mucho más valioso que simplemente perseguir el vacío y la vanidad.